

Norma & Gerardo

En un principio nosotros no nos considerábamos defensores de derechos humanos. Siempre hemos sido de alguna manera activistas y hemos estado a favor de la justicia y la paz. Conformamos una asociación civil que se llama Tiahui, su objetivo es conservar, preservar y difundir la cultura de las comunidades originarias de este país, incluida la medicina tradicional mexicana.
Evelia Bahena

Soy una defensora de comunidades que han enfrentado a las empresas mineras; por eso he sufrido agresiones que me obligaron a desplazarme de Guerrero con mis hijos.

Gila de la Cruz

Mi nombres es Gila De la Cruz, vivo en San Juan Corapan, municipio de Rosamorada, Nayarit. Yo no soy cora, soy huichol, pero me crié aquí y por eso me interesa las condiciones de vida de mi comunidad. Todo era muy tranquilo hasta que empezaron a meter muchos proyectos en las comunidades.
Entre 2004 y 2005, la CDI me nombró vocal de mi comunidad. Mi trabajo es vigilar que los programas de apoyo lleguen correctamente a las personas. Acuden a mi para que los asesore sobre documentos y apoyos que reciben ya que muchas personas de la comunidad no saben español o son analfabetas y no están informados sobre los pasos a seguir cuando se les brinda un apoyo.
¿Qué te motiva?
¿Qué defiendes?
El hijo de Javier Sicilia, Juan, fue nuestro alumno durante varios años; cuando lo asesinaron no lo podíamos creer. Y eso de alguna manera nos hizo participar en el Movimiento por la Paz. Ahí logramos que se abriera un primer espacio para comunidades indígenas. Comprendimos en ese momento que defender el territorio, defender los recursos naturales, defender la cultura y el idioma era parte de una defensoría de derechos humanos. – Norma Garduño y Gerardo Gómez
He colaborado con comunidades De Real de Limón y La Fundición para evitar que una empresa minera las despojara de su territorio. Se logró parar a la empresa como por 5 años. Fue una lucha muy cansada y desgastante física, emocional y económicamente. – Evelia Bahena
Mi trabajo se ha enfocado a la defensa de la comunidad, de las personas indígenas y sobre todo de las mujeres. No me gusta que traten mal a mis compañeras, no somos animales, somos mujeres, soy yo la que tiene que poner un alto si abusan de ellas, los programas tienen que funcionar y yo vigilo que se haga justicia. En la comunidad soy la encargada de hacer los desayunos escolares para las niñas y los niños y en escuela les he enseñado a hacer artesanías. También defiendo el río libre de San Pedro Mezquital. El gobierno quiere construir una presa que afectaría a las comunidades que nos alimentamos de él. Si se hace la presa no vamos a tener permiso de sacar agua, bañarnos, traer arena, piedra, grava, se van a secar los manantiales; del río sacamos todo. No es justo que nos ignoren, las personas responsables de la presa también viven del aire sano y no contaminado. No ha habido una consulta pública con base a los usos y costumbres de nuestra comunidad, porque la presa afectaría los lugares sagrados. He visto muchos problemas aquí, nos tratan como si no fuéramos importantes, como si la raza indígena no se defendiera porque no hablan y los que sí pueden hablar abusan de nosotros por dinero. – Gila de la Cruz

¿Cuáles han sido las consecuencias por hacer tu trabajo?
En diciembre de 2012 secuestraron a nuestra hija. En ese momento, no pensamos que tuviera que ver con nuestra actividad de defensoría sino con la delincuencia propia del estado, ella tenía 17 años. Con la ayuda de muchos conocidos, logramos interceptar al secuestrador de mi hija y a ella horas más tarde en un autobús camino a la Ciudad de México, tenía moretones y cojeaba de un pie.
En otro momento, impulsamos una Ley minera para proteger los territorios de las comunidades ante las empresas mineras. Un compañero y yo presentamos la propuesta en el Senado y al día siguiente mis hijas y yo fuimos secuestradas por nuestra actividad política. Después de varias horas fuimos rescatadas. Para protegernos, toda la familia tuvo que desplazarse de Morelos.
Norma Garduño y Gerardo Gómez

Por mi labor de defensa de las comunidades contra las mineras me han seguido, amenazado con armas; mi casa estaba vigilada por los soldados a diario. Las autoridades me decían que ya no me metiera en lo que no me importaba, que estaba dañando la economía del gobierno y de las comunidades y que si no sabía cómo se movían las cosas que me retirara.
Cuando se dan cuenta que las organizaciones de otro país se están involucrando, cambian la forma de amenazarme y se van con las denuncias. Me había denunciado la empresa minera por secuestro, pérdidas millonarias, daños en las vías de comunicación y ya tenía órdenes de aprehensión.
Después empezaron a amenazar a mi familia: a mi mamá, a mis hermanos, y las amenazas iban acrescentándose más.
Evelia Bahena

Cuando manifesté mi desacuerdo por la construcción de la presa me empezaron a discriminar. A mi y a otras 20 compañeras nos negaron el apoyo que recibíamos por estar contra la presa; también nos ha generado conflictos con la misma comunidad, pues hay unas personas que están a favor y nos señalan diciendo que somos las “contra”.
En una ocasión me fueron a buscar de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) ahora Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). No supe cómo consiguieron mi dirección, pero querían que leyera un documento a favor de la presa. El escrito era el pensamiento de ellos porque a nadie le consultaron; pero yo llevaba mi librito y cambié lo que me habían escrito, dije lo que opinaba. A los del CDI no les agradó mi opinión, pero yo estaba adentro, así que anule la hoja que me dieron a leer y por esa razón me dejaron fuera la capacitación que proporciona la CDI.
En ocasiones, durante las reuniones con las compañeras y los compañeros en la primaria afuera estaba lleno de policías, sí daba miedo. Pero no es justo, quienes construyen vienen acompañados por el gobierno, cuando deberían acompañarnos a nosotras y nosotros. Uno defiende sus derechos, sus bienes, nosotros vivimos aquí, no ellos. Lo que les molesta es que la comunidad se exprese, tenemos derecho a recibir apoyo sin condiciones de nada.
Gila de la Cruz

Consecuencias
¿Qué te motiva?
Norma y Gerardo
Creo que tenemos el doble compromiso ahora porque hemos aprendido mucho con todas las agresiones que hemos vivido. Si mi experiencia le sirve a alguien más para que no le pase, por supuesto que la voy a compartir.
También la solidaridad de un montón de gente nos ha motivado. Fue sorprendente la cantidad de gente que nos ha ayudado y nos sigue ayudando a salir adelante.
Evelia Bahena
Las comunidades con las que he trabajado me respetan, para ellos yo nunca los traicioné, como ha querido manipularlo el gobierno. Entonces han querido volver a luchar, me han vuelto a buscar, me tienen un respeto y un cariño. Lo mismo con la gente de la colonia con la que también trabajaba me dicen: “¿sabe qué doña Evelia? Usted sigue luchando”, y yo se los he dicho, seguimos luchando porque no podemos quedarnos así. Porque eso es lo que quiere el gobierno, que se caiga una lucha. Ellos perdieron su patrimonio, les robaron, los saquearon, y siguen creyendo en la lucha, siguen creyendo en que se puede uno defender y eso me motiva.
Gila de la Cruz
Me he sentido más apoyada por todas las mujeres, les dije “si no lo hacen ahora que estamos aquí juntos, no será otro día”. En compañía de las mujeres me siento en familia.
La unión hace la fuerza y como indígenas no nos pueden discriminar, nos tienen que valorar. Aquél que viene a acabar con la naturaleza no lo sabe cuidar como nosotros, porque nosotros queremos todo lo que nos rodea.
La naturaleza es una fortaleza para la nación. El campo trae olor de los árboles, trae un aroma, los árboles, la tierra, las flores, el aire te trae un aroma bonito. Todo el que venta a esta comunidad se siente bien pues respira un aire sin contaminación.
